domingo, 11 de marzo de 2007

Bajo presupuesto


Bajo presupuesto


Entre los miembros más experimentados de la comunidad de entusiastas de los cuchillos deportivos, periódicamente se mencionan algunas marcas o estilos de cuchillos cuyas prestaciones sobrepasan enormemente su precio. En general se trata de diseños o fabricantes
que no tienen la exposición mediática de las marcas norteamericanas, pero que muchas veces son conocidos por su larga trayectoría en su país de origen. Lamentablemente esto significa que muchos usuarios ni siquiera se enteran de que existen y que, al verlos desconfían de su calidad por carecer información.
Por eso decidimos lanzar un poco de luz sobre algunos de los mejores cuchillos de bajo presupuesto, sobre todo aquellos que no pertenecen a las grandes marcas norteamericanas (ya que la información sobre estos últimos se encuentra más al alcance del consumidor promedio).
Es importante aclarar algunas cosas cuando hablamos de cuchillos de bajo precio. La primera, y fundamental, es que no encontrarán un cuchillo con materiales y acabado propios de una pieza de varios centenares de dólares por un precio diez veces menor. También es cierto que como estos cuchillos suelen estar dirijidos a quienes trabajan diariamente con ellos y conocen como cuidarlos, a veces no son los más indicados para un principiante (hay algunos modelos que si son ideales, como veremos más adelante). Este último punto es también uno de los innegables atractivos de esta clase de cuchillos, cualquiera puede conseguir un buen cuchillo deportivo por doscientos dólares, pero encontrar uno por diez o veinte demuestra un verdadero conocimiento. Simplemente hay algunos cuchillos que indican que su portador es un hombre que sabe lo que hace, son herramientas puras sin ostentación y que requieren más habilidad y finesse que esas barretas afiladas que cuelgan de los cinturones de muchos.
Si usted es un amante de los cuchillos tácticos, las pesadas hojas negras y los plegables de apertura rápida, este es el momento de dejar de leer y buscar un nuevo Strider. No hay nada de malo con esos cuchillos, pero los que aquí nos ocupan son mucho más simples y tradicionales




(aunque habrá un pequeño apartado para ellos más adelante). Por otro lado, si quiere darle una oportunidad a las hojas que han mantenido a sus dueños lejos del peligro por cientos de años, continúe. Lo que puedo prometerle es que será barato.
Si buscamos cuchillos de hoja fija por precios ridículamente bajos, pero que corten como un bisturí, los cuchillos escandinavos son los primeros en venir a la mente. Existen, por supuesto, versiones con materiales más ricos y cuidada terminación que compiten con los mejores del mundo, pero los cuchillos tradicionales de trabajo son excelentes y muy asequibles. La comodidad de sus cabos (diseñados para poder usarse con guantes en los fríos inviernos nórdicos), el tamaño mediano de sus hojas y el bisel conocido como “Scandi grind” o “Zero bevel” (o sea, sin bisel secundario, muy fácil de afilar) los convierten en herramientas de corte excelentes, especialmente útiles para trabajar en madera, pero igualmente exitosos a la hora de cuerear o despostar. La espiga completa les da una fortaleza muy superior a lo que su ligereza sugiere.
Requieren algo de habilidad, pero la recompensan con creces. Algunos modelos pueden parecer un poco crudos, pero la nobleza de su funcionalidad hace que cualquiera que los utilice se apegue rápidamente a ellos.
Los moras de Frosts y Eriksson se encuentran entre los más sorprendentes. El #1 es el cuchillo de trabajo sueco por antonomasia, su hoja puede ser de acero al carbono o de un excelente inoxidable como el 12C27 de Sandvik, el mango es de madera de haya pintada de rojo y la vaina es de plástico bastante poco atractivo. Todo hay que decirlo, muchas veces las vainas son el punto débil de estos cuchillos, ya que es una forma fácil de recortar costos. Tener una habilidad, aunque sea mediocre, para confeccionar vainas propias es muy bueno si se planea usarlos con asiduidad. En los modelos caros las vainas son todo lo que uno podría esperar en los mejores cuchillos. Sin embargo, el módico precio de nueve dólares del #1 hace difícil cualquier crítica.

Para quienes buscan algo un poco más bonito que el #1, el #22 es el cuchillo ideal. Es bastante más caro (alrededor de veinte dólares), pero su funda es mejor y puede ordenársela con un tratamiento de cera de abeja que la proteje y oscurece, el mango es de madera más bonita (un poco más grande que el del #1).[1] Mora es una ciudad sueca de gran tradición en la producción de cuchillos, comparable a Thyers en Francia o Solingen en Alemania. A tal punto es su nombre sinónimo de cuchillo que se conocen como “moras” a varios cuchillos típicos de esa localidad y, por extensión, de casi toda Escandinavia.

Un #22 como los de la foto me acompaña hace más de un año. Lo utilicé para cualquier cosa imaginable, lo golpeé con una rama para partir troncos, tallé las toscas cucharas que voy dejando a mi paso, realicé trabajos de soguería criolla, incluso me ayudó a preparar un jabalí. Soportó todo fantásticamente. Tengo muchos cuchillos más sofisticados y caros que el #22, pero compite con ellos en utilidad cabeza a cabeza. Es muy ligero, por lo que lo llevo conmigo más seguido que los cuchillos más pesados. Esa es una de las razones por las que reconocidos expertos en supervivencia lo recomiendan (como Lundin). Es fácil llevar su filo a una agudeza tremenda con una pequeña piedrita de mano.

Además de los tradicionales diseños con mangos de madera (hay muchos más además de los dos que nombre) hay moras más modernos con mangos de plástico. No me gustan demasiado los cuchillos con mango de plástico, pero estos tienen algunas ventajas. En un cuchillo como el SWAK (Swedish Army Knife), de sólo once dólares, puedo soportar materiales sintéticos.

El SWAK es uno de los mejores moras de mango plástico, junto con el más sofisticado Mora 2000. Es un cuchillo que el ejército sueco incluye en su kit de supervivencia, los cuchillos militares de supervivencia rara vez se adaptan bien a las necesidades del deportista, este es uno de esos casos. La mayor diferencia con los cuchillos mora tradicionales es que el mango plástico del SWAK tiene una pequeña guarda integral y puede ordenarse en una variedad de colores.

La guarda, su precio y materiales fáciles de mantener, junto con su buena calidad, hacen de este cuchillo una muy buena opción como “primer cuchillo” para un niño. Servirá mucho mejor a la educación correcta en el uso de herramientas de corte que una de esas basuras asiáticas que suelen caer en manos de los chicos por virtud de su bajo precio (y muchas veces diseños tan vistosos como inútiles).

Por supuesto que los adultos no están por encima de este cuchillo. Es, en mi opinión, un excelente cuchillo para tener en una caja de herramientas, en el coche, en el bote y (sobre todo con mango naranja) en el kit de supervivencia. Conozco gente que lleva un par en sus viajes de caza o campamentos, para regalar a algún baqueano servicial o a un amigo de esos que siempre aparece sin un cuchillo.

El único gran inconveniente de los moras de mango plástico en comparación con los de mango de madera es la longitud de su espiga. En la radiografía de abajo pueden verse algunos moras de mango sintético, el primero es de la serie 760 de Frosts (a la que pertenece el SWAK). Como se puede observar, las espigas son bastante cortas. Aunque utilicé mucho mi 760 y lo sometí a un trato bastante exigente, sigo confiando más en mi #22 con espiga completa. Los de abajo son modelos de Eriksson, con espigas mucho más largas y totalmente confiables.

También existen plegables de muy buen precio y de excelente calidad. Los primeros en destacarse entre ellos son dos diseños franceses: el Opinel y su menos conocido primo el Douk-Douk. Francia es un país de una muy rica tradición en cuchillos plegables, cada región tiene el suyo y muchos de sus diseños son apreciados mundialmente, como los exquisitos Laguiole o las Vendettas Corsas (probablemente el más elegante cuchillo plegable del mundo).

Los cuchillos plegables Opinel hacen su aparición de la mano de Joseph Opinel en 1890, en la pequeña población Saboyana de Albiez-le-Vieux, como una herramienta de calidad para los montañeses. Obtiene su famosa marca de La Main Couronnée en 1909. Desde el inicio de la compañía se ofrecían doce modelos, individualizados por sus números. Desde hace más de setenta años que el número 1 y el número 11 no pueden conseguirse. El número 1 se dejó de fabricar al disminuir la popularidad de los relojes

de bolsillo, ya que estaba diseñado para llevarse en la cadena del reloj y usarse para limpiar pipas y otras pequeñas tareas en las que sus 2cm de hoja fueran suficientes. El número 11 dejó de fabricarse porque su medida era demasiado próxima a la del 10 y el 12.

En Francia son parte del folklore, “Opinel” prácticamente funciona como sinónimo de cuchillo plegable y casi cualquier niño francés ha recibido alguno como regalo. De entre todos los modelos disponibles, los más prácticos son el 7, el 8 y el 9. El 8 es el ideal, aunque el 9 es bueno cuando hace falta un poco más de hoja y el 7 es excelente como cuchillo de bolsillo en la ciudad.

El único problema que tienen a veces los Opinel es la humedad que se filtra en la madera del mango y los hace muy difíciles de abrir. Existen varias soluciones, entre ellas el tradicional “golpe saboyano” en la parte de abajo del mango para destrabar la hoja. Lo que yo recomiendo es secar muy bien el mango, puden valerse de un secador de pelo (en potencia baja) para asegurarse de que esté completamente libre de humedad, y luego pintarlo con aceite de lino. Mientras más capas le den, más impermeable será. Un buen barniz mate también funciona. De

todos los cuchillos Opinel que tengo (alrededor de diez) sólo uno de ellos, un número 9 inoxidable tuvo que recibir este tratamiento, los demás nunca han sido demasiado duros. Impermeabilizar los mangos de siete Opinels me tomó diez minutos y nunca más tuve problemas con la humedad.

Los cuchillos Opinel han sido utilizados por muchos personajes famosos, como Pablo Picasso que tallaba pequeñas figuras de madera que presentaba a sus conocidos como “mis tesoros”, pero la historia que creo que deja muy clara su calidad es una que cuenta Abel Domenech en su libro “Del facón al bowie”. En uno de sus encuentros con Bob Loveless, una de las leyendas de la cuchillería artesanal, observó al maestro preparando uno de sus cigarros, a la hora de cortarlo extrajo de su bolsillo nada más y nada menos que un cuchillo Opinel (muy personalizado, cabe aclarar). Si un hombre que puede tener cualquier cuchillo que desee, y fabricar algunos de los mejores que pueden encontrarse sobre la faz de la Tierra, escoge un humilde Opinel, se debe seguramente a la calidad de este plegable francés.

Los Douk-Douk son menos conocidos que los Opinel, pero tienen una trayectoria igualmente interesante. En principio fueron diseñados como herramientas baratas para las colonias francesas, como piezas de trueque con los nativos, es decir como puros elementos de trabajo sin refinamientos. Su destino primigenio era Melanesia, región que inspiró el brujo que adorna el mango. Existen tres variantes principales (además de la ya mencionada para Melanesia): el Baraka, adornado con la Cruz de Agadés y destinado al Magreb; el Tiki destinado a Oceanía y decorado con un ídolo tahitiano; y el Ardilla, destinado al mercado francés que poseía una hoja de estilo “borbónico” (id est, lanceolada) y el simpático animalito que le da el nombre grabado en el mango.

Una de las mejores y más sintéticas caracterizaciones que he leído sobre el Douk-Douk pertenece a Jean-Noël Mouret, en su libro “El mundo de los cuchillos”:

“El cuchillo Douk-Douk fue un éxito en todas las antiguas colonias francesas. Artículo barato, producido en cantidades astronómicas, pues se vendía en un mínimo de una gruesa, es decir doce docenas… y no obstante no era de pacotilla. La prueba es que las colonias son sólo un recuerdo, mientras que el Douk-Douk aún está presente”

Además de las versiones originales, hoy existen modelos con hojas de acero inoxidable (estampadas “440” en la base de la hoja), diferentes tamaños e incluso un Douk-Douk “táctico” de hoja negra.

Como podrán ver en las fotos, son crudos, algunos (entre los que me incluyo) podrían hasta considerarlos feos, pero nadie puede negar que son verdaderas herramientas de calidad para el trabajo duro. Los cuchillos de las fotos son, en orden descendente, un Douk-Douk melanesio, un Ardilla (mercado Francés), un Baraka (para el Magreb) y un Tiki (para Oceanía).









Aunque no se asocien justamente con un producto barato, los cuchillos del ejército suizo son, al compararlos con muchos otros productos de la

industria cuchillera, una verdadera ganga. Seguro, todos vimos esos enormes modelos que incluyen cualquier herramienta que se nos pueda ocurrir y que cuestan bastante dinero, pero son los modelos intermedios los que realmente ofrecen una relación precio-calidad

El cuchillo plegable más versátil, y más “políticamente correcto” es sin dudas el cuchillo del ejército suizo. Puede cubrir todas las necesidades diarias, es de excelente calidad y su precio es bastante accesible (con la excepción de algunos modelos).

Puede utilizarse solo o como complemento de un cuchillo más grande (ya sea plegable o de hoja fija). Para ser utilizado como herramienta principal, prefiero los modelos de 110mm de Victorinox o los de 85mm Sécurité de Wenger, es bueno tener una hoja con bloqueo.Los modelos de 91mm de Victorinox (y los de 85mm sin traba de Wenger) prefiero usarlos como apoyo de un cuchillo más grande con bloqueo (o de hoja fija).

Contar con el más básico de los modelos de cuchillos del ejército suizo le permitirá afrontar muchos de los pequeños problemas diarios, y le evitará a su cuchillo principal tareas desagradables como destornillar o funcionar como palanca (tareas para las que no está diseñado y que, además de dañarlo, lo condenarán a usted al infierno por toda la eternidad). Aún a quienes no les agradan los cuchillos, estas herramientas de bolsillo les parecen útiles y rápidamente se acostumbran a llevarlas si se les obsequia una en el momento preciso.

Si usted no es un obsesivo como yo, uno de estos plegables (sin necesidad de otro cuchillo) le servirá perfectamente bien para los quehaceres cotidianos. Han sido probados en los más variados ambientes, desde el transbordador espacial de la NASA hasta un ascensor en llamas en Pittsburg.

¿Qué modelo escoger? Las opciones son muchísimas, y si tiene un mínimo cariño por los cuchillos, terminará con una pequeña colección en poco tiempo (cada modelo tendrá, por supuesto, una muy convincente excusa que justificará su adquisición). Hay quienes rápidamente encontrarán el modelo que se amolde a sus necesidades particulares. Por ejemplo, quienes trabajen reparando computadoras verán que cualquiera de las Cybertools está insuperablemente preparada para esa tarea. Para quienes viajan mucho, las Voyager con su despertador y linterna (en la versión Lite) son ideales compañeras. Existen modelos para el minimalista (Waiter, por ejemplo), el que adora tener una caja de herramientas en su cinturón (SwissChamp XLT) y quienes necesitán robustez y simplicidad (los modelos Alox, entre los que se encuentra el cuchillo con que se equipa a los soldados suizos).

Mi recomendación es la siguiente: evalúe con cuidado lo que necesita y piense en las herramientas que ya tiene y no necesita en su SAK (Swiss Army Knife). Por ejemplo, hoy tengo una Buck 110 y Leatherman Micra en mi cinturón, por lo que no necesito ninguno de mis SAKs con tijeras ni hoja con traba. El modelo Camper de Victorinox sería una buena opción en este caso, ya que agrega abridores de latas y botellas, sierra, punzón y sacacorchos, junto con dos hojas (más pequeñas que las de la 110). Si fuera a llevar sólo un SAK, escogería un modelo bien completo como el Workchamp.

Generalmente prefiero los modelos intermedios, los que tienen de dos a cuatro capas (mire la parte de atrás de uno de estos cuchillos y comprenderá qué son las capas) en versión de 91mm (85mm en el caso de Wenger) para la ciudad y en 110mm (120mm en el caso de Wenger) para actividades al aire libre. Esto se debe a varias razones. En primer lugar, suelo llevar otro cuchillo para tareas más pesadas y una multiherramienta en el bolso (sobre todo por las pinzas), así que no necesito más que una herramienta intermedia entre el cuchillo principal y la multiherramienta. Además en ese tamaño son más fáciles de llevar en el bolsillo (asegurados a uno de los llaveros de Victorinox, para que no se pierdan). Por último, y esto es algo importante, los modelos como el Spartan, Tinker, incluso el bastante completo Huntsman, los robustos Pioneer, Soldier y Farmer tienen una de las mejores relaciones entre precio, calidad y utilidad que pueden ofrecerse (lo mismo ocurre con los modelos similares de Wenger), también los modelos de 110mm como el Hunter o Trekker se consiguen a un precio tremendamente bueno para semejante calidad.

Por supuesto que si bien los modelos más completos requieren una inversión bastante importante, no son un gasto desaconcejable.

Siempre que se habla de SAKs surge la pregunta: ¿Victorinox o Wenger? Hace poco las dos se unieron cuando Victorinox compró Wenger, por lo que ya tiene su respuesta. Sin embargo, como se anunció que las líneas de productos se mantendrán sin alteraciones, vale la pena dedicarle una parte de este artículo a esta verdadera lucha de titanes.

En primer lugar, cabe aclarar que en ambos casos se trata de herramientas de excelente calidad ofrecidas a un precio sensato, cualquiera de las dos marcas le servirá sin problemas.

Victorinox tiene fama de ser más cuidadosa en la terminación de sus cuchillos, pero esto no lo he podido comprobar comparando los ejemplares que poseo de ambas marcas. Sí creo que los muelles utilizados por Wenger son un poco más débiles.

Las diferencias entre estas dos marcas, en cuanto a formatos y herramientas ofrecidas, son las siguientes:

  • El tamaño estándar de Victorinox es de 91mm y el grande de 110mm. Wenger utiliza 85mm y 120mm. Los Wenger de 85mm son excelentes como apoyo de otro cuchillo o en caso de contar con realmente poco espacio. También hay otros tamaños ofrecidos por estas dos marcas: 58mm (Victorinox Classic, el cuchillo de bolsillo más vendido en la historia), 74mm (Victorinox Executive), 84mm (Victorinox Small Tinker) y 108mm (Victorinox Safari Trooper), 93mm (Wenger Standard Issue).
  • En los modelos más grandes, Wenger utiliza hojas con diseño “clipped point” en lugar de las tradicionales lanceoladas. Las hojas principales de los modelos regulares son de lomo más angosto que las de Victorinox, pero tienen una “panza” más pronunciada. Wenger ofrece más modelos con hojas de filo dentado o filo de combinación (parte liso y parte dentado).
  • En lugar de la hoja pequeña que Victorinox suele incluir en sus modelos cellidor (tal es el nombre del plástico rojo) de 91mm, Wenger ofrece una lima para uñas, aunque algunos modelos tienen una hoja clip point pequeña..
  • Las tijeras de Wenger tienen un diseño más fuerte que el muelle utilizado por Victorinox. Lamentablemente, tienen el filo dentado, prefiero el filo liso de Victorinox, pero hay quienes prefieren el filo de las tijeras Wenger.
  • Wenger, según algunos obligado por su condición de segundón, ofrece múltiples novedades sobre el clásico cuchillo suizo como destornilladores que se traban al ejercer presión, modelos en tamaños tradicionales con traba, variedad de materiales y diseños para las cachas, pinzas no plegables (en las Pocket Grip), etc. Victorinox recién en los últimos años ha introducido novedades (como sus modelos Lite, SwissMemory, etc.).
  • El punzón de Wenger no está afilado.
  • Las lupas de Wenger tienen un marco de metal con un destornillador pequeño en la punta.
  • En lugar de incluir, como lo hace Victorinox en algunos modelos, una brújula por separado, Wenger cuenta con algunos modelos con una pequeña brújula incorporada. Lamentablemente, dada la cantidad de acero que la rodea, y la poca precisión de las brújulas de agua tan pequeñas, no resulta muy útil.
  • El abrelatas de Wenger tiene un diseño de “gancho”, por lo que se pierde en pequeño destornillador que tiene el abrelatas de Victorinox en la punta. Esto no es muy importante en los modelos con muchos usos, ya que ese destornillador será menos necesario, pero se nota en los modelos con menos accesorios.

Existen otras pequeñas diferencias, pero no vienen al caso. La decisión entre ambas marcas es muy personal, a vece se debe a un modelo específico que produce sólo una de ellas, otras a un criterio estético particular y, sobre todo entre machairólogos, por un particular cariño a uno de los dos fabricantes. Mi consejo es que pruebe modelos de ambas casas (aunque sea manipulándolos en un negocio) y decida cuál le gusta más. Yo no tengo una preferencia por Victorinox o Wenger, uso cuchillos de ambos para diferentes cosas, encuentro sus diferencias muy beneficiosas para los usuarios, nos dan mayores opciones, todas con excelente calidad.

Un amigo y fanático de los cuchillos del ejército suizo me dio un consejo para comprar los primeros. Él recomienda comenzar por un modelo minimalista, quizás algo tan básico como un Waiter de Victorinox. Usarlo un poco, enseguida aparecerán situaciones en las que desearía tener una herramienta más. Luego compre el modelo más grande que pueda (como una SwissChamp o una Pocket Tool Box), además de ser útil le servirá como una especie de catálogo en vivo para ver las herramientas que ofrece la marca. Después de un tiempo de usar ambas, a la más grande le sobrarán funciones (notará que hay herramientas que jamás ha usado) y a la más simple le faltarán algunas cosas. Busque un modelo que tenga lo que usted necesita, sin las cosas que no usa. A veces ese modelo no existe, pero entre las ofertas de Victorinox y Wenger tiene que poder encontrar algo que se le acerque bastante.

En resumen, usted necesita un cuchillo del ejército suizo. No importa que otras cosas lleve encima, nunca estará de más.

Creo que estos archiconocidos cuchillitos rojos no requieren mayor presentación, pero me gustaría agregar algunas cosas. En primer lugar recalcar lo sorprendente de su calidad: Victorinox produce 34000 cuchillos de bolsillo por día (si tomamos en cuenta sus demás ofertas de catálogo la producción se multiplica por cuatro) y su control de calidad es tan impecable que todos son perfectos. En el extraño caso de que el suyo tuviera un problema, la garantía vitalicia de Victorinox le permitirá regresarlo y obtener uno nuevo sin cargo. Esa garantía es probablemente la mejor del mercado, las únicas que se le aproximan son las de compañías o fabricantes artesanales cuyos precios están muy por encima de los de Victorinox.

Otro dato importante, para quienes se fijan en estas cosas, es que la compañía sigue en manos de la familia Elsener y mantiene la política con la que fue fundada cuando Suiza era uno de los paises más pobres de Europa: dar empleo a la gente del valle de Ibach, empleos seguros y estables. Tan estables son esas fuentes de trabajo que la última vez que hubo un despido en la fábrica de Victorinox fue hace setenta y cinco años.

Cuando los hechos del once de Septiembre redujeron las ventas de Victorinox y Wenger en un 40% (los aeropuertos, e incluso los aviones, habían sido grandes bocas de expendio hasta ese momento), la compañía de Délemont se fundió. Carl Elsener la adquirió por una suma que se mantuvo en sercreto para mantenerla en manos suizas y conservó a absolutamente todo el personal de su antiguo rival. ¿No parece mucho mejor darle algo de dinero al buen Carl que a esas cuchillerías que utilizan mano de obra esclava en China?

Una de las consecuencias inesperadas del once de Septiembre fue la aparición de una cantidad increíble de cuchillos Victorinox en el mercado de usados. Como dije antes, mucha gente ni siquiera los considera cuchillos y muchas veces olvidan que los tienen en su llavero. Con las nuevas regulaciones de seguridad en las aerolíneas, se confiscó una enorme cantidad de estos cuchillos y las agencias gubernamentales los pusieron a la venta. Algunos vendedores, sobre todo los que tienen tiendas en Internet y se especializan en modelos raros o discontinuados, ahora ofrecen cuchillos del ejército suizo en excelente estado (siempre hay que recurrir a un vendedor confiable) por un precio ridículo, un Huntsman, por ejemplo, puede comprarse por siete dólares.

Otro plegable excelente y de precio moderado, es el Buck 110. Durante mucho tiempo fue el cuchillo con el que se comparaban todos los demás plegables de caza. Muchos creen que fue el precursor de los nuevos plegables tácticos. Es robusto, probablemente uno de los más robustos del mercado, de buen tamaño y estéticamente agradable. No es ligero ni compacto y el acero de la hoja no es uno de los modernos “aceros maravilla”, pero Buck tiene un excelente manejo del tratamiento térmico lo que le permite aprovechar mucho más un acero mediocre como el 420HC. Su popularidad en los Estados Unidos es enorme, hace algunos años era el cuchillo standard de cualquier excursionista, cazador o trabajador rural. Incluso hoy se lo puede conseguir por un bajo precio (alrededor de 25 dólares).


Francisco Malini Verdu